HIPERPLASIA BENIGNA DE PROSTATA

Tratamiento de la Hiperplasia Benigna de Pr�stata

Los enfermos asintom�ticos con agrandamiento de pr�stata debido a un HBP rara vez requieren tratamiento. Para aquellos que tienen alguna complicaci�n espec�fica debido a la HBP como por ejemplo retenci�n urinaria, la cirug�a prost�tica es probablemente la forma m�s apropiada de tratamiento (V�ase algoritmo de decisi�n). Todos los dem�s pacientes, de acuerdo con su m�dico, deber�n decidir el tratamiebnto considerando las ventajas, inconvenientes y resultados de cada uno de los mismos.

La cantidad de informaci�n deseada puede variar de enfermo a enfermo. Para tomar una decisi�n sobre el tratamiento, el paciente deber� considerar cuantas son las molestias de sus s�ntomas y los posibles riesgos y beneficios de cada opci�n. El facultativo deber� guiar al paciente para que tome la decisi�n m�s apropiada sobre el tratamiento a seguir.

Espera vigilada

La espera vigilada es una estrategia de tratamiento adecuada para la mayor�a de los pacientes. La probabilidad de la progresi�n de la enfermedad o del desarrollo de complicaciones de la HBP es incierta. Hasta que la investigaci�n defina esta probabilidad, los enfermos que sigan la estrategia de la espera vigilada deber�n ser monitorizados peri�dicamente para reevaluar la severidad de los s�ntomas, hallazgos f�sicos, an�lisis rutinarios de laboratorio y tests urol�gicos de diagn�stico opcionales.

Cirug�a

De todas las opciones de tratamiento, la cirug�a de pr�stata ofrece las mejores probabilidades de mejorar los s�ntomas. Sin embargo, la cirug�a tambi�n presenta los mayores �ndices de complicaciones significativas.

La resecci�n transuretral del pr�stata (TURP) es la intervenci�n quir�rgica m�s frecuentemente utilizada en la HBP. La incisi�n transuretral (TUIP), una t�cnica de una eficacia casi similar, est� limitada por factores t�cnicos a aquellos enfermos cuyo tejido prost�tico a extirpar pesa 30 gr o menos. La incisi�n transuretral puede ser llevada a cabo de forma ambulatoria o con un s�lo d�a de hospitalizaci�n. La prostatectom�a a cielo abierto se lleva a cabo exclusivamente en sujetos con una pr�stata de gran tama�o.

Seleccionando adecuadamente a los enfermos, los beneficios de los distintos tipos de intervenci�n quir�rgica son probablemente equivalentes, aunque la incidencia de complicaciones var�a seg�n la t�cnica. La prostatectom�a a cielo abierto, por ejemplo, tiene una morbilidad mayor y una convalecencia mayor que los otros m�todos. La TUIP tiene la menor morbilidad y tambi�n la que presenta menores riesgos de una alteraci�n eyaculatoria.

La cirug�a no tiene porqu� ser el �ltimo recurso, es decir, el paciente no tiene porqu� ser sometido a otros tratamientos antes de ser operado. Sin embargo, es inapropiado recomendar un tratamiento quir�rgico a un enfermo con la �nica base de que la progresi�n de la HBP es inevitable y que el riesgo quir�rgico aumento con la edad. La hiperplasia benigna de pr�stata progresa muy lentamente y es muy variable seg�n los enfermos.

Dilataci�n con bal�n

La dilataci�n con bal�n de la uretra prost�tica es claramente menos efectiva que la cirug�a pero tambi�n est� asociada a menos complicaciones. Estudios recientes sugieren que la mejor�a puede ser transitoria, con recurrencia de los s�ntomas en los dos a�os siguientes. En el momento actual, la dilataci�n con globlo es una opci�n razonable para aquellos enfermos con pr�statas de peque�o tama�o sin ensanchamiento del lobulo medio. Sin embargo, la TURP puede ser realizada en el mismo enfermo con una eficacia superior y morbilidad parecida, tambi�n de forma ambulatoria.

Bloqueantes alfa

Los bloqueantes de los receptores alfa (tales como la doxazosina, prazosina, alfuzosina y terazosina) relajan el cuello de la vegija y el m�sculo liso prost�tico. No hay evidencias de un bloqueante alfa sea m�s efectivo que otro. La FDA (Food and Drug Administration) ha aprobado solamente la terazosina para su uso en el tratamiento de la HBP, pero la terazosina y la prazosina tambi�n son frecuentemente utilizadas por los m�dicos con este prop�sito. Es necesario un ajuste de la dosis e incluso con este, la respuesta se produce s�lo al cabo de unas semanas a unos meses. Aunque la eficacia a corto t�rmino ha sido bien documentada mediante estudios cl�nicos controlados, no se conoce la eficacia a largo plazo.

Los efectos secundarios incluyen hipotensi�n ortost�tica, mareos, fatiga y jaquecas. Hasta un 11% de los enfermos han discontinuado el tratamiento debido a los efectos secundarios en los estudios de corta duraci�n. Los alfa-bloqueantes no selectivos no se recomiendan debido a una mayor incidencia de efectos secundarios. Tampoco hay evidencia de que la utilizaci�n de bloqueantes alfa reduzca los porcentajes de complicaciones de la HBP o la necesidad de una futura intervenci�n quir�rgica.

Finasteride

El nuevo f�rmaco finasteride ha sido aprobado por la FDA en 1992 para el tratamiento de la HBP. El finasteride es un inhibidor de la 5-alfa-reductasa que bloquea la conversi�n de la testosterona a la dihidrotestosterona, el andr�geno intraprost�tico m�s importante en el hombre. El f�rmaco se administra por v�a oral una vez al d�a. Reduce el tama�o de la pr�stata, ocasiona un moderado aumento del flujo urinario m�ximo (Qmax) y, proporciona una moderada pero significativa reducci�n de los s�ntomas. Se requieren 6 o m�s meses de tratamiento para obtener los efectos m�ximos. La eficacia a largo t�rmino es desconocida. Los efectos secundarios son principalmente sexuales e incluyen disminuci�n de la l�bido, disfunci�n eyaculatoria e impotencia. Durante los estudios cl�nicos, los efectos adversos ocasionaron la discontinuaci�n del tratamiento en aproximadamente el 5% de los enfermos. Como con los alfa-bloqueantes, no existe actualmente evidencia de que el finasteride reduzca las complicaciones de la HBP o la necesidad de una futura intervenci�n.

Nuevas Tecnolog�as

Nuevas tecnolog�as que est�n emergiendo para el tratamiento de la HBP incluyen el l�ser, implante de espirales, terapia termal e hipertermia. El panel ha revisado los datos disponibles acerca de estas terapias pero ha encontrado que los datos son insuficientes para permitir llegar a conclusiones sobre la seguridad y eficacia de estas modalidades para los tratamientos rutinarios. Una vez que estudios cl�nicos controlados hayan establecido su seguridad y eficacia, estas nuevas tecnolog�as ser�n objeto de revisi�n en futuras actualizaciones de esta gu�a. Ser�a ideal disponer de datos de estudios randomizados con placebo o comparaciones randomizadas con TURP para llevar a cabo estas evaluaciones. Las tecnolog�as establecidas tambi�n ser�n reanalizadas a medida se que vayan comunicando los resultados de nuevos estudios.