PATOGENESIS

La debilitación de las paredes vasculares facilita las hemorragias puntuales que se observan en los comienzos de la retinopatía. Sin embargo, le fenómeno más importante en las lesiones microvasculares consiste en la obstrucción de los vasos que ocasiona zonas isquémicas (que se observan como zonas oscuras, sin perfusión, en las angiografías fluoresceínica). Esta suele ir acompañada de otras anomalías vasculares y microvasculares como la formación de bucles, arrosamientos venosos, dilataciones y estenosis. Cuando la isquemia alcanza amplias áreas de la retina se inicia la neovascularización, característica principal de la retinopatía proliferativa. Los nuevos vasos pueden formarse en el disco óptico o en otras partes de la retina. Inicialmente se desarrollan en el espacio subhialoide, entre la retina y el humor vítreo, pero poco a poco van invadiendo el segundo provocando contracciones de la matriz de colágeno de soporte y, finalmente, el desprendimiento de retina.

La patología de la retinopatía en su estadio final proliferativo consiste en un círculo vicioso: los nuevos vasos formados experimentan rupturas con hemorragias, fugas y rupturas. La coagulación induce la entrada de macrófagos, que acaban por depositarse una vez repletos de lípidos, liberando factores de crecimiento, los cuales a su vez inducen neovascularización. La tracción que estos originan en el vítreo acaba por producir desprendimiento de retina en mayor o menor grado. El desprendimiento de retina total produce una grave pérdida de la visión, debiéndose intervenir rápidamente si se quiere evitar la ceguera total.

Los mecanismos subyacentes de la retinopatía diabética se resumen en la figura 4