ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

TRATAMIENTOS

Los tratamientos de la enfermedad de Alzheimer deben sobre los síntomas cognitivos y conductuales. Se utilizan tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, con los objetivos siguientes:

  • Retrasar el progreso de la enfermedad
  • Recuperar funciones perdidas o mantenerlas conservadas
  • Mejorar la calidad de vida.
 

Tratamiento farmacológico

En la elección del fármaco se consideran los siguientes factores:

  • Eficacia: el fármaco debe producir mejorías en cuanto a la cognición y conducta.
  • Tolerabilidad y seguridad: los ensayos clínicos deben asegurar que el fármaco produce mínimos acontecimientos adversos y de naturaleza leve en tratamiento crónico
  • Coste del tratamiento: el precio debe ser accesible.

Tratamiento farmacológico cognitivo

Los fármacos que se vienen utilizando hasta ahora para el control paliativo de los síntomas cognitivos son los inhibidores de la acetilcolinesterasa. Tienen como objetivo incrementar los niveles de acetilcolina, uno de los neurotransmisores fundamentales, tratando de preservar la cognición en pacientes con enfermedad de Alzheimer. Algunos de los fármacos más utilizados son el Donepezilo, la Rivastigmina y la Galantamina

Los inhibidores de la acetilcolinesterasa están indicados para el tratamiento de la EA en estadios leves-moderados de la enfermedad. Actualmente no existe un consenso generalizado sobre el momento de retirada del fármaco; no obstante, estudios indican que cuando el paciente alcanza un Mini-MENTAL inferior a 12 se debe suspender el tratamiento con estos fármacos por no ser ya eficaces.

Recientemente se ha comercializado en Europa Memantina, un antagonista de los receptores del glutamato. En efecto, la alteración del sistema glutamatérgico, con un acúmulo de glutamato en el espacio sináptico, es causa de neurotoxicidad y contribuye al deterioro cognitivo de la enfermedad de Alzheimer. Recientes estudios muestran como los antagonistas parciales del receptor de glutamato, N-metil-D-aspartato (NMDA), pueden bloquear la toxicidad neuronal asociada a la liberación prolongada de éste, retrasando el deterioro cognitivo y funcional del paciente con enfermedad de Alzheimer

Actualmente se encuentran en estudio numerosas terapias:

Antioxidantes: La neurotoxicidad en la enfermedad de Alzheimer puede deberse a la peroxidación lipídica promovida por el depósito del péptido b amiloide. Los antioxidantes, como la vitamina E y seleginina, actuarían inhibiendo los radicales libres y preservando la integridad de la membrana neuronal.

Antiinflamatorios: La enfermedad de Alzheimer está relacionada con ciertos procesos inflamatorios. Algunos fármacos que pueden tener cierta utilidad son los inhibidores selectivos de la ciclo-oxigenasa 2 (COX-2), la indometacina y los corticoesteroides.

Estrógenos: Los estrógenos pueden ser un factor protector del deterioro cognitivo a través de unos mecanismos de acción consistentes en la regulación de los receptores NMDA, facilitación de la liberación de acetilcolina, acción antioxidante, reducción de los niveles de ApoE, etc. Mujeres postmenopaúsicas con EA y que recibían terapia sustitutiva hormonal mostraban menor deterioro cognitivo que aquellas sin tratamiento con estrógenos.

Sustancias antiamiloide: Impidiendo la acción de la b y g secretasas, la proteína precursora del amiloide (PPA) se transformará, mediante la a secretasa, en el péptido b amiloide, carente de actividad neurotóxica.

 

Tratamiento farmacológico conductual

En la enfermedad de Alzheimer se manifiestan una gran variedad de alteraciones de la conducta, como la agitación, alteraciones en la conducta alimentaria (anorexia, bulimia e hiperfagia), alteraciones afectivas y en el estado de ánimo (depresión y manía), apatía, delirios, psicosis, ansiedad, fobias, pánico, agresividad, desinhibición, alteraciones en la conducta sexual, cambios en la personalidad, vagabundeo, alteraciones en el ritmo sueño-vigilia, etc. Adicionalmente, la dependencia creciente del paciente hacia su cuidador hace que este último pueda, a su vez, requerir tratamiento.

El tratamiento farmacológico puede aliviar una gran parte de estas alteraciones

Depresión: Más del 30% de los pacientes con Alzheimer sufren depresión. Su tratamiento será no farmacológico y farmacológico. El antidepresivo elegido deberá ser el más adecuado a los síntomas asociados a la depresión: insomnio, agitación, apatía, etc.

Ansiedad: la ansiedad es una condición muy frecuente en los cuidadores de enfermos de Alzheimer. Su tratamiento debe ser farmacológico (benzodiacepinas) y no farmacológico (información, psicoterapia, técnicas de relajación y grupos de ayuda).

Delirio y psicosis: el tratamiento con neurolépticos y con los nuevos antipsicóticos puede reducir los síntomas psicoticos que aparecen cuando el deterioro cognitivo es hace cada vez mayor

 

Tratamiento no farmacológico

Las terapias no farmacológicas están basadas en modelos psicosociales cuyo objetivo primordial no es curar, sino rehabilitar las funciones alteradas, tratando de minimizar los déficit y de potenciar al máximo la auto-estima del paciente y sus y capacidades residuales.