SECCION DEL PACIENTE

FIBRILACIÓN AURICULAR y FLÚTER

Definición: la fibrilación auricular es una alteración del ritmo con el que se contraen las aurículas, que laten de forma rápida y desordenada y provocan, a su vez, un ritmo de contracción ventricular desordenado. El flúter es una alteración del ritmo de las aurículas que laten con escesiva frecuencia aunque de una forma regular.

En condiciones normales, los estímulos eléctricos que mueven el corazón nacen de un pequeño nódulo de tejido excitable llamado nodo o nódulo senoauricular (o marcapasos), situado en la aurícula derecha, bajo la desembocadura de la vena cava. Desde este nódulo, el estímulo difunde regularmente hacia las aurículas y los ventrículos a través del nódulo auriculo ventricular y de unas fibras de conducción especializadas. Al propagarse, el estímulo excita las células de las fibras musculares y las induce a contraerse, primero las aurículas y después los ventrículos.

A veces, el nodo senoauricular pierde su protagonismo como director del ritmo, y en la musculatura auricular aparecen estimulos anormales y muy rápidos que hacen que la auricula se contraiga anárquicamente en el caso de la fibrilación auricular y de una forma peculiarmente organizada en el flúter. En ambos casos, los ventrículos no capaces de seguir el ritmo de las aurículas y laten de forma desordenada, rápida e irregularmente en el caso de la fibrilación (110-130 latidos /minutos) y más lentamente y regular en el flúter (esto se debe a que muchos de los 200 a 400 estímulos que lanzan las aurículas se pierden).

En ambos casos, la consecuencia es que el corazón pierde parte de su eficacia para bombear la sangre.

Algunas enfermedades como la enfermedad reumática, la pericarditis, el alcoholismo, el hipertiroidismo y la hipertensión pueden afectar la funcionalidad del marcapasos originando una fibrilación aurícular. A veces, la fibrilación es el preludio de un infarto al corazón.

Síntomas clínicos

La fibrilación auricular se manifiesta por taquicardia (aumento del pulso) con una molesta sensación de palpitaciones iregulares. Otros síntomas son vértigo, pesadez de cabeza y sensaciones visuales o auditivas anormales. En el caso del flúter, los síntomas pueden ser inapreciables y sólo se detectan al realizar un electrocardiograma.

Diagnóstico

La auscultación del corazón con el estetoscopio detecta una alteración de ritmo tanto de las aurículas como de los ventriculos. El pulso normal es de 60 a 100 pulsaciones por minuto, y pueda llegar hasta 175 en la fibrilación. En el flúter, a veces es demasiado lento.

El electrocardiograma (ECG) revela sin ninguna duda si se trata de una fibrilación o de un flúter. En ocasiones, cuando se repite a menudo, es conveniente realizar una monitorización electrocardiogáfica continua durante 24 horas con un Holter (un electrocardiógrafo portátil).

Para determinar si existe una enfermedad responsable de la fibrilación, muchas veces se realizan estudios por ecocardiografia, angiografía coronaria, tomogammagrafia de perfusión, pruebas de esfuerzo o se llevan a cabo estudios electrofisiológicos.

 

Tratamiento

En algunos casos, dependiendo de la gravedad, se recurre a la cardioversión que consiste en aplicación de una corriente eléctrica desfibriladora mediante un aparato llamado desfibrilador: se aplican tres descargas eléctricas breves a intervalos de un segundo en el tórax del paciente (*) . El corazón, violentamente estimulado, se detiene un instante y luego reanuda sus latidos a un ritmo normal.

La administración de fármacos antiarrítmicos como la dofetilida or ibutilida por vía intravenosa puede estar indicada en casos graves.

El tratamiento a largo plazo, depende de las causas que originan la fibrilación o el flúter auricular. Algunos de los medicamentos que se utilizan son los beta-bloqueantes, los antagonistas del calcio y los antiarrítmicos que ralentizan el marcapasos o la conducción entre las aurículas y los ventrículos. Para evitar que se formen coágulos (trombos) en el corazón debido a los movimientos arremolinados de la sangre, se administran anticoagulantes orales o heparinas.

Si estas medidas fracasan, o los medicamentos no son bien tolerados, se lleva a cabo un procedimiento para interrumpir la conducción entre las aurículas y los ventrículos de forma permanente (ablación con radiofrecuencia mediante un catéter). Estos pacientes necesitan llevar un marcapasos permanentemente.

Las complicaciones que pueden aparecer si esta condición no se trata de forma adecuada son el síncope o desmayo por una riego sanguíneo inadecuado del cerebro o trombosis si no se administran anticoagulantes