SINDROME DE LA VARICELA FETAL CONGÉNITA
 

Vademecum

SINDROME DE LA VARICELA FETAL CONGÉNITO

 
Incidencia de la enfermedad en el neonato

DESCRIPCION

El síndrome de varicela fetal o congénita es el daño fetal provocado por el virus de la varicela zoster si la madre padece por primera vez la varicela durante los dos primeros trimestres de embarazo, principalmente entre las 8 y 20 semanas. Se transmite al feto por vía placentaria y por vía ascendente a partir de lesiones genitales.

El 10% de las mujeres fértiles no poseen anticuerpos antivaricela, por lo que son suceptibles de contraer varicela durante el embarazo con una incidencia de 0,1 a 0,7 por 1 000 embarazos que llegan a término. El virus se transmite al feto en un 25% y de estos la mitad presenta serología positiva post natal. El 1-3% de los embarazos con varicela antes de las 25 semanas presentarán el síndrome de la varicela fetal, lo que equivale a 1-2 casos por 100 000 nacidos vivos. De estos niños, el 25% fallece antes de cumplir un año.

El síndrome se caracteriza por lesiones en piel, alteraciones neurológicas, oculares y otras. La presentación clínica de este cuadro es variable, desde lesiones leves a incompatibles con la vida. Las lesiones en piel son de tipo cicatricial con distribución dermatomérica e hipoplasia subyacente de alguna zona corporal que generalmente son extremidades.

Las alteraciones oculares incluyen cataratas, coriorretinitis, microoftalmia, opacidad corneal, mácula pálida o atrofia del nervio óptico. El daño neurológico se puede manifestar como microcefalia, atrofia cerebral, calcificaciones o encefalitis necrotizante, acompañado de retraso del desarrollo psicomotor.

También pueden presentarse retardo del crecimiento intrauterino y anomalías digestivas o genitourinaria

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico prenatal se puede conseguir realizando primero una ecografía fetal siendo posible observar retraso del crecimiento intrauteriono e hipoplasia de miembros. El agente causal se puede detectar con cultivo viral y/o reacción de polimerasa en cadena en el líquido amniótico. También es posible detectar anticuerpos IgM específica antivaricela en sangre por cordocentesis. El diagnóstico postnatal se confirma con IgM antivaricela o por curva de IgG antivaricela cuantitativa en madre e hijo, cuyo recuento disminuye significativamente en la madre a los 7 meses y persiste alto en el niño.

TRATAMIENTO

El aciclovir tiene un efecto limitado por su baja mala biodisponibilidad por vía oral. Su efecto es mejor si se utiliza dentro de las 24 horas de iniciado el exantema maternal. En estos casos de posible varicela congenita se recomienda a la administración de aciclovir (15 mg/kg i.v. tres veces al día) conjuntamente con 1-2 g/kg de gammaglobulinas intravenosas o globulina hiperinmune específica del zoster por vía i.m.

Debe considerarse que a mayor extensión de las lesiones maternas mayor es la probabilidad de transmisión al feto y, por lo tanto, de presentación del síndrome de varicela. No hay estudios de terapia con aciclovir en embarazadas para prevenir el síndrome de varicela feta aunque estudios preliminares no muestran efectos adversos en el feto. Otros estudios confirman que su paso a través de la placenta al feto es exitoso en prevenir el daño por virus herpes simple sin efectos adversos demostrados, incluso su uso en prematuros ha sido bien tolerado

La gamaglobulina humana hiperinmune antivaricela-zoster, elaborada en base a plasma con altos niveles de anticuerpos específicos, se utiliza cuando se conoce o sospecha el contacto con un enfermo dentro de las primeras 72 horas de la exposición, su efecto dura 3 meses. Esta gammaglobulia no evita la viremia pero reduce significativamente la severidad de la varicela materna y por lo tanto la transmisión al feto. La primera medida ante una embarazada no inmunizada que se expone al virus de la varicela zoster es administrar Inmunoglobulina antivaricela antes de las 72 horas.

Finalmente, la vacuna antivaricela aplicada dentro de los 3 primeros días post exposición da una protección del 90% a madres susceptibles, alcanzando buenos niveles de IgM desde los siete días post administración. Tiene una alta tasa de seroconversión o inmunogenicidad, alcanzando un 95% en niños con una dosis y 99% en adultos con 2 dosis. La protección que se obtiene es de 85% (eficacia clínica) y de 95-100% para varicelas severas. La duración de la inmunidad es a lo menos 20 años en lugares donde circula el virus. Los efectos adversos son escasos y leves.

El virus atenuado puede transmitirse a otros miembros de la familia en forma ocasional cuando se presenta exantema vesiculoso por vacuna, recomendándose que tanto la madre como el resto de la familia se vacune antes de embarazo. El riesgo de un síndrome de varicela fetal con el virus atenuado de la vacuna es mucho menor que con la enfermedad natural; en 300 embarazadas vacunadas en forma inadvertida no se demostró en ningún caso daño fetal, aunque teóricamente podría presentarse.


  REFERENCIAS
 
  • Da Silva O, Hammerberg O: Fetal varicella sindrome. Pediatr Infect Dis J, 1990; 9: 854-5.
  • Lucien Corbeel. Congenital varicella syndrome. Eur J Pediatr (2004) 163: 345–346
  • B Kellner, I Kitai, B Krafchik. Congenital Varicella. Pediatric Dermatology Vol. 13 No. 4 341-344, 1996
  • Sauerbrei A, Wutzler P The congenital varicella syndrome. J Perinatol. 2000 Dec;20(8 Pt 1):548-54.
  Monografía creada el 5 de Marzo de 2008.

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