LA PLANTA DE MONTAJE FUERA DE CONTROL: LEUCEMIA PROMIELOCITICA

hematopoyesis

Los leucocitos son las células blancas de la sangre. Su nombre viene del griego (leuco = blanco; cito = célula). Conocidos por la gente de la calle como glóbulos blancos o linfocitos, los leucocitos tienen muchísimos otros nombres y los científicos y médicos los denominan según la forma del núcleo (p.ejemplo, cayados o polinucleares) según tomen uno u otro colorante para su examen microscópico (neutrófílos, eosinófilos, o basófilos), por los dispositivos que tienen en su membrana para unirse con cuerpos extraños que penetren en la sangre (CD1, CD4, CD35, etc.) o mediante algunos nombres tan pintorescos como células asesinas naturales, células T colaboradoras y otros muchos nombres más. Los glóbulos blancos están todos ellos relacionados con la inmunidad, defendiendo el organismo de las agresiones de bacterias, virus, proteínas extrañas, etc.

En un milímetro cúbico de sangre de un sujeto sano (1 gota de sangre = 30 mm3) hay entre 4.500 y 5.500 glóbulos. Sin embargo, esta cifra aumenta considerablemente en algunas enfermedades como las infecciones o la leucemia.

La leucemia es una enfermedad en la que hay un número excesivo de glóbulos blancos en la sangre, debidos a su producción incontrolada. Cuando las células del organismo proliferan de forma desordenada, se dice que son cancerosas, por lo que la leucemia es un cáncer de la sangre o cáncer hematológico. La leucemia promielocítica es uno de los varios tipos de leucemia que se conocen, constituyendo el 10-15% de todos los casos de leucemia

Los glóbulos blancos (y todas las demás células que hay en la sangre) se fabrican en la médula ósea, aunque un pequeño número también se fabrica en el timo y en la bazo. El proceso por el cual se fabrican las células de la sangre es llamado por los científicos hematopoyesis y se puede asemejar a una planta de montaje de automóviles, que para seguir la nomenclatura, se debería denominar automovilopoyesis.

Como hemos visto en las películas o en los anuncios de la televisión, la fabricación de un automóvil comienza por el chasis. Sobre unos chasis se montan los motores de 1.8 litros, de 2.0 litros, de 2.5 litros o diesel. Seguidamente, cada una de las unidades motorizadas, pasa a la sección de carrocerias donde se les acopla las partes que formarán un coupé 2 puertas, un sedan, un cabriolet, etc. En la sección de pintura, son pintados con pintura metalizada o normal, de colores varios. En la siguiente sección, se montan los habitáculos, y nuevamente, las tapicerias de los asientos pueden ser de piel blanca, piel negra, paño gris, etc. En la última sección se montan finalmente los accesorios. De esta manera, de la misma cadena de montaje sale un coupé 2 puertas de 2.5 litros con pintura roja metalizada, asientos de cuero blanco y llantas de aluminio o un sedán blanco con motor diesel y tapiceria de paño gris.

Pués algo parecido ocurre en la fabricación de las células de la sangre, con la diferencia de que no se van añadiendo piezas a un chasis como en la factoria de automóviles, sino que a partir de una célula madre se van modificando partes de la misma, hasta resultar toda la variedad de células que se presentan normalmente.

En un primer paso, se forman unas células progenitoras, todas iguales (en la factoria esta fase está representada por la motorización que producía unidades aparentemente iguales, ya que los motores no se ven)

El siguiente paso es la producción de células precursoras, que ya muestran diferencias en su aspecto (lo que equivaldría a la colocación de las carrocerias en la cadena de montaje, que produce automóviles cuyas diferencias se aprecian a simple vista diferente). Por este motivo, los cientificos llaman al proceso diferenciación.

A medida que progresa la diferenciación, las células sanguíneas se van haciendo cada vez más diferentes, lo mismo que en los automóviles los colores de la carroceria, el habitáculo y los accesorios van haciendo que cada vez los modelos se parezcan menos entre sí.

Las unidades que se forman en cada fase son sucesivamente las células progenitoras, precursoras, mieloblastos y promielocitos.(*) A partir de estos últimos (equivalente a los automóviles) que entran en la sala de pintura de la factoría) salen los neutrófilos que pasan a ser metamielocitos neutrófilos, y finalmente neutrófilos cayados (polinucleares) así como otras series mas. Al igual que de la sala de pintura salen también coupés rojos, negros y amarillos, de los promielocitos derivan además de los neutrófilos las series basófila y eosinófila.

Supongamos ahora, que cada chasis lleva impreso un código de barras que instruye a los robots de la planta de montaje sobre el tipo de motor, carrocería, pintura, etc que deberá tener el automovil final. Ese código de barras es, a su vez, generado por un programa de ordenador que tiene en cuenta una serie de factores, como son la demanda de un modelo determinado, la existencia de stocks de las diversas piezas, etc. Los programadores han escrito el programa dividiendolo en varias secciones, cada una de ellas formada un muchísimas líneas de código.

En nuestra fábrica de la médula ósea, el programa es el código genético situado en el ADN del núcleo célular y las líneas de código del programa son los genes. Cada gen, tiene las instrucciones precisas para fabricar una proteína.

Supongamos ahora, que por cualquier razón, algunas de las líneas de código del programa que controla la factoria de automóviles han saltado de una sección a otra. Es evidente que el código de barras sale parcialmente defectuoso y que alguna de las fases del montaje los robots no sabrán que hacer. Esto es justamente lo que ocurre en la caso de la leucemia promielocítica. Parte de las líneas del codigo genético situadas en el cromosoma 15 han sido intercambiadas por líneas situadas en el cromosoma 17 [los cientificos dicen que se ha producido una translocación t(15,17)]. El resultado final es que nuestro código de barras defectuoso hace que produzca una proteína defectuosa que la célula no puede entender para seguir el proceso de diferenciación.

Volviendo a nuestra cadena de montaje, supongamos que los códigos de barras de nuestros automóviles contienen instrucciones incomprensibles para los robots de la sala de pintura. Al no saber que hacer, los robots se quedan parados, con lo que las unidades ya carrozadas para pintar se acumulan de forma caótica en la sala de pintura. Cuando esta se llena, los automóviles rebosan y tienen que ocupar los aledaños de la factoria. En nuestra cadena de montaje de la médula ósea se acumulan los promielocitos, primero en la médula ósea y cuando esta es desbordada, en la sangre. De esta manera, la leucemia promielocítica, se caracteriza por la presencia de muchas células anormales (promielocitos) en la sangre.

En la leucemia promielocítica, como en las demás leucemias, el número excesivo de leucocitos impide las funciones normales de la sangre, produciendo la muerte.

No hay que olvidar que en la médula ósea hay muchas fábricas de leucocitos y aunque algunas de ellas tienen el defecto genético existen otras que funcionan normalmente y que suministran leucocitos normales.

El tratamiento de la leucemia promielocítica es obvio y, igual que haríamos en el caso de la planta de montaje de automóviles, tenemos dos opciones: tirar a la basura todos los automóviles sin pintar que se han ido acumulando en la sala de pintura y alrededores o mandar varias cuadrillas de operarios para que pinten a mano las unidades de rojo, amarillo y negro, y las lleven a la sala de montaje del habitáculo para que se incorporen al resto de la cadena y sean terminados

En el caso de la leucemia, el tratamiento consiste en la destrucción de todas las células promielociticas (lo que se consigue con quimioterapia) o la inducción de la diferenciación, lo que se consigue con fármacos como el ácido trans-retinoico. En la mayoría de los casos, se utiliza en primer lugar el ácido trans-retinoico en la llamada fase de inducción y cuando la mayor parte de las células promielociticas han desaparecido por diferenciación, se utiliza la quimioterapia en la llamada fase de consolidación para eliminar las pocas células anormales que puedan quedar. El trióxido de arsénico, un nuevo fármaco recientemente introducido en la clínica, actúa por otros mecanismos adicionales que hacen que las células enfermas se suiciden, o como dicen los científicos, cometan apoptosis.

Estos tratamientos erradican la enfermedad en muchos casos, pero a veces se producen recaídas. En efecto, volviendo a nuestro modelo, el tratamiento ha eliminado de una forma u otra los vehículos sin pintar que habían invadido la factoria, pero sigue existiendo un fallo del programa informático que prosigue generando códigos de barras defectuosos. En el caso de la enfermedad, es posible que el tratamiento haya eliminado los promielocitos, e incluso es posible que el tratamiento de consolidación haya destruído hasta la fabrica defectuosa. Sin embargo, mientras que las plantas de montaje de automóviles son pocas, las de los leucocitos son muchas células de la médula ósea, de modo que como quede alguna defectuosa, la enfermedad puede reproducirse. En estos casos, se recurre al transplante de médula ósea, que sería como cambiar el ordenador que controla la factoría de automóviles.

Estos transplantes pueden ser de dos tipos: autólogos o alogénicos. En el primer caso se localizan en la médula ósea del enfermo que células funcionan correctamente (en decir cuales no contienen la translocación) y se cultivan en el laboratorio para que se reproduzcan mientras que se destruye completamente la médula ósea. Después se transplantan las células cultivadas. El transplante heterólogo consiste en transplantar células de la médula ósea de un donante que sea compatible, después de eliminar todas las células dañadas.

En resumen, hoy día se han desentrañado de tal manera los mecanismos moleculares que subyacen en la leucemia promielocítica que ha sido posible diseñar tratamientos que hacen que esta enfermedad sea curable en más del 90% de los casos.

  Ensayo creado: 29 de Julio de 2004

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