EL BUENO, EL FEO Y EL MALO

 

No, no estamos hablando de uno de aquellos espaguetti westerns protagonizados por Clint Eastwood allá por la década de los 70 en Almería. Hablamos del colesterol.

Mucho nos han hablado de lo malo que es el colesterol, de que la mitad de la población tiene los niveles de colesterol elevados y no lo sabe y de que hay que consumir determinados productos para bajar el colesterol. Pero ¿porqué es malo el colesterol malo y bueno el colesterol bueno? ¿Y quién es el feo de esta película?

Primero un poco de química

El colesterol es una sustancia presente en todos los animales y también muy frecuente en el reino vegetal. Pertenece a un grupo de compuestos llamados esteroides que se caracterizan por tener una estructura química peculiar, tres anillos hexagonales adosados y un cuarto anillo pentagonal (los químicos llaman a esa estructura -hay que respirar hondo primero- "ciclopentanoperhidrofenantreno"). Los esteroides son de una importancia crucial ya que la mayor parte de las hormonas que produce el cuerpo (hormonas sexuales como la progesterona o la testosterona, hormonas suprarrenales como la cortisona, etc), los ácidos biliares, la vitamina D y otras muchas sustancias tienen esta estructura y son sintetizadas a partir del colesterol.

Además, el colesterol es uno de los constituyentes de las membranas de todas las células del cuerpo, a las que confiere una cierta estabilidad.

El colesterol es una sustancia sumamente hidrófoba (que tiene fobia al agua) siendo completamente insoluble. Sin embargo, sabemos que está presente en la sangre y en cantidades sustanciales (entre 150 y 300 mg/dL). Además, parte de este colesterol se encuentra esterificado con un ácido graso siendo, si cabe, todavía más insoluble. ¿Como se las apaña la sangre para disolver el colesterol y poder transportarlo? Pues utilizando un detergente, lo mismo que el Mistol "disuelve hasta la grasa más persistente". En la sangre, el colesterol aparece unido o asociado a unas sustancias denominadas lipoproteínas que los cientificos clasifican según su densidad: lipoproteínas de elevada densidad (conocidas como HDLs -de High Density Lipoproteins-), y las lipoproteínas de baja densidad (LDLs - de Low Density Lipoproteíns). Existen otras subdivisiones pero nos interesan menos a efectos de explicar como funcionan. Gracias a estas lipoproteínas el colesterol puede ser transportado de un lado al otro.

El malo y del bueno

Ya tenemos al bueno (colesterol asociado a las HDLs o simplemente HDLs o colesterol bueno) y el malo (colesterol asociado a las LDLs o simplemente LDLs o colesterol malo). Nos falta el feo de la película. Podemos considerar que este está representado por los triglicéridos. Los triglicéridos son combinaciones de ácidos grasos con la glicerina, a razón de 3 moléculas de ácido graso por molécula de glicerina. Los ácidos grasos que participan en los triglicéridos pueden ser variados y también los hay buenos y malos.... Pero esa es otra historia. Los triglicéridos son también muy importantes porque forman parte de todas las membranas celulares de los seres vivos, ya sean bacterias, plantas o animales. Para formar la membrana celular, los triglicéridos se asocian al ácido fosfórico y a otra molécula portadora de un grupo amino, como por ejemplo, un aminoácido, y el conjunto -triglicérido-fosfato-grupo aminoterminal- constituye un fosfolípido. Los fosfolípidos son unas moléculas anfipáticas, lo que quiere decir que tienen afinidad tanto para el agua como para las grasas. El extremo donde se encuentran las cadenas de ácidos grasos es hidrófobo (la cola), mientras que el extremo que contiene el fosfato y el grupo aminoterminal es hidrófilo (la cabeza) Esta propiedad doble permite a los fosfolípidos tener un comportamiento único.

Si añadimos en un vaso de agua, una pequeña cantidad de fosfolípidos y agitamos, estos se agrupan espontáneamente enfrentando las colas con las colas y mostrando las cabezas hacia el agua (*). Se cree que la primera célula nació cuando un grupo de fosfolípidos envolvió un pedazo de DNA autoreplicante.

Volvamos ahora al bueno y al malo. ¿Porqué las lipoproteínas son capaces de disolver el colesterol y transportalo en la sangre? La respuesta es que las lipoproteínas tienen una estructura globular en la que la superficie está formada por los extremos hidrófilos de los fosfolípidos y varias proteínas y el interior por los extremos hidrófobos de los fosfolípidos y por esteres de colesterol (*). De esta manera, las lipoproteínas pueden ser transportadas por la sangre que al fin y al cabo es un 97% de agua. Las proteínas que van incrustadas en la superficie de las lipoproteínas reciben el nombre de apoproteínas, conociéndose las apoproteínas A, B y C. Las apoA predominan en las HDLs mientras que las apoB predominan en las LDLs. Estas proteínas juegan diferentes papeles, como permitir ataques enzimáticos a las lipoproteínas o que estas se adaptan a los receptores de otras células.

Las HDLs y las LDLs se diferencian por su densidad y tamaño. Las HLDs son más pequeñas y más densas (el bueno es gordo y bajito) mientras que las LDLs son más grandes y ligeras (el malo es alto y delgado). En estas diferencias se fundamenta su comportamiento diferente.

Veamos ahora porqué el malo es malo y el bueno, bueno. Las LDLs son más abundantes que las HLDs. En una persona sana, las primeras están presentes en cantidades que oscilan entre 130 y 150 mg/dL, mientras que las HDLs oscilan entre 40 y 60 mg/dL. Si los niveles de LDLs (el malo) aumentan por encima de estos valores, estas partículas son capaces de infiltrarse a través de las paredes de las arterias depositándose en ellas el colesterol y originando la arterioesclerosis. Esta situación es mala por varios motivos: los depósitos de colesterol restan flexibilidad a las arterias y, si son muy grandes las obstruyen parcialmente. Además, la arteria puede desgarrarse en las áreas donde se encuentran las placas de arteriosclerosis y al hacerlo, la arteria reacciona produciendo un coágulo que puede desprenderse y entrar en la sangre viajando por el sistema circulatorio hasta otra arteria parcialmente obstruída o una arteria más pequeña produciendo una embolia. Es el temido infarto.... Evidentemente, cuanto más elevadas sean las LDLs más riesgo de infiltración hay y más rápido es el desarrollo de la arteriosclerosis.

En cambio, las HDLs - el bueno - actúan al revés (*). En las células periféricas, las HLDs son capaces de interaccionar con un receptor presente en estas células llamado ABCA1 y esta interacción promueve la expulsión de colesterol sin esterificar que es capturado por las HDLs y esterificado inmediatamente por una enzima denominada LCAT (de lecitina-colesterol acetil-transferasa) e incorporado. Una vez en la sangre, las HDLs conteniendo el colesterol capturado interaccionan con las LDLs (y también con otras lipoproteínas parecidas llamadas VLDLs - de Very Low Density Lipoproteina) con las que intercambian colesterol por triglicéridos gracias a la acción de otra enzima, llamada proteína de transferencia de los esteres de colesterol. De esta manera, el bueno se alivia de su carga y puede volver a repetir la operación. Pero ahora, son las LDLs las que portan el colesterol extraído de las células periféricas y, podrían depositarlo de nuevo si no fuera porque antes tienen que pasar por el hígado. En las células hepáticas, existen receptores específicos para las LDLs que permiten que el ester del colesterol sea "soltado" por ellas. También existen receptores para las HDLs que pueden igualmente liberar su colesterol y volver a por más. Es evidente que cuanto más HDLs haya, más posibilidades hay de extraer el colesterol que se haya depositado en las paredes arteriales.

El feo

¿Y a todo esto, que ha sido del feo? Aunque los triglicéridos forman parte de las lipoproteínas, en realidad poco tienen que ver con el colesterol, salvo que son intercambiados entre HDLs y LDLs. Los triglicéridos constituyen una reserva de combustible que es almacenada o utilizada si, por las razones que sean, falla el combustible principal.

Las lipoproteínas ricas en triglicéridos llevan ApoC entre otras apoproteínas incrustadas en su cubierta exterior. Al llegar al hígado, las células hepáticas a través de un receptor específico, reconocen la ApoC estimulándose la producción de una enzima llamada lipoproteina-lipasa, que rompe los triglicéridos dejando libres glicerina y ácidos grasos que pasan a la circulación. Una vez en la sangre, los ácidos grasos forman complejos con la albúmina de la sangre siendo utilizados como fuente de energía por los músculos o son capturados por las células adiposas que los reconvierten en triglicéridos para ser almacenados. Igualmente, al pasar por el hígado, los ácidos grasos libres son transformados nuevamente en triglicéridos e incorporados a nuevas lipoproteínas.

Las personas normales sanas tienen unos niveles de triglicéridos entre 150 y 250 mg/dL. Cuando estos se encuentran entre 250 y 500 mg/dL, la hipertrigliceridemia (exceso de triglicéridos en la sangre) es moderada y por encima de 500 mg/dL es grave. El exceso de triglicéridos usualmente está asociado a obesidad, exceso de consumo de alcohol o diabetes mellitus (hipertrigliceridemia secundaria) o se debe a factores genéticos (hipertrigliceridemia primaria)

Y yo ¿que puedo hacer?

El colesterol que es transportado por las lipoproteínas procede bien de los alimentos (se estima un consumo medio de 250 a 500 mg/día, del cual el 50% es absorbido), o bien es fabricado por el cuerpo (entre 500 y 1000 mg/día). Por otra parte, se elimina en la bilis, bien en forma de colesterol como tal, bien después de haber sido transformado en ácidos biliares.

Por lo tanto, la reducción del colesterol elevado (la suma del colesterol asociado a las LDLs y a las HDLs) implica bien reducir las cantidades ingeridas, bien evitar que el cuerpo fabrique colesterol, bien aumentar su eliminación. Lo primero se consigue reduciendo la ingesta de grasas animales y determinado alimentos que son ricos en colesterol (huevos, sesos, fiambres, etc) o que favorecen su absorción (los ácidos grasos saturados, el alcohol en grandes dosis). Lo segundo mediante algunos fármacos que impiden la síntesis de colesterol por el cuerpo: son las llamadas estatinas que actúan inhibiendo una enzima llamada -respiremos hondo otra vez- "3-hidroxi-3-metilglutaril-Coenzima A reductasa" (HMG-CoA reductasa). La tercera opción, aumentar la eliminación del colesterol, se consigue mediante unas sustancias que secuestran los ácidos biliares del intestino lo que impide que estos se reabsorban y sean reutilizados

Otra posibilidad es la de cambiar el perfil lipidico, es decir aumentar los niveles de colesterol bueno y reducir los niveles del malo. Esto se puede conseguir de varias maneras, utilizando determinados ácidos grasos no saturados (los llamados omega-3), mediante el consumo de algunos productos vegetales ricos en isoflavonas y estilbenos y también mediante algunos fármacos.... Pero esta es otra historia.

  Ensayo creado: 27 de Septiembre de 2004

Colesterol