HOMBRES ILUSTRES

Franz Antón MESMER (1734-1815)

Nacido en Austria, Franz Anton Mesmer cursó en Viena estudios de abogacía y medicina. Casado con un rica heredera, con una gran cultura y muy aficionado a la música (tocaba el armonio entre otros instrumentos) se dedicó inicialmente a organizar en su mansión veladas musicales a las que asistia Mozart, Haydn y otros compositores de la época. Así, la primera opera de Mozart, Bastien y Bastienne, fué estrenada en septiembre de 1768 en el teatro que Mesmer poseía en el jardin de su casa.

Sin embargo, a raíz del conocimiento que tuvo Mesmer de la curación de una paciente con úlcera gástrica gracias a un imán, elaboró la teoría del "magnetismo animal". Mesmer creía en la existencia de un fluído magnético que podía ser traspasado de una persona a otra mediante la imposición de manos o friegas. Al principio utilizada un imán, pero posteriormente empleó las manos y a veces ni siquiera tocada a los pacientes, mujeres por regla general. Dicha imposición o pases provocaban en los pacientes crisis de histeria con convulsiones, espasmos, temblores seguidos de una remisión total o parcial de los síntomas.

Inicialmente, su labor fué objeto de reconocimiento por sus colegas, adquiriendo Mesmer una gran fama y siendo incluso llamado a Munich por el Elector de Baviera. Allí, la aplicación del imán en casos de parálisis total y de debilidad óptica va seguida de un éxito tan fulminante que el Consejero de la Academia de Ausburgo escribe que ".. lo que ha conseguido aquí con diversas enfermedades hace suponer que le ha arrebatado a la naturaleza uno de sus más misteriosos secretos..". Posteriormente, sus éxitos y sus procedimientos un tanto teatrales comienzan a granjearle los envidias y odios de sus colegas. El caso de la Srta. Maria de Teresa de Paradies, es la gota que colma el vaso. Esta joven ciega tratada en vano por los más prestigiosos médicos vieneses, recupera con Mesmer parcialmente la vista. Sus despechados colegas acusan a Mesmer de superchería y de utilizar la joven, a que la acusan de ser amante. La situación empeora hasta tal punto que Mesmer abandona Viena y marcha a Paris en febrero de 1984.

Al llegar a la capital francesa, Mesmer intenta en vano que la Academia de Ciencias y el recién fundado Colegio de Médicos acepten sus teorías y métodos, con los que consigue curaciones espectaculares. Al cabo de varios meses, y a pesar de haber obtenido un buen número de discípulos y adeptos entre los nobles y la burguesía - el mismísimo marqués de La Fayette es uno de sus más fervientes admiradores -, Mesmer no consigue el reconocimiento oficial siendo el propio rey Luis XVI uno de los más escépticos. Mesmer abandona Paris y marcha a Alemania.

La polémica está servida. Sus seguidores y adeptos fundan una "Société de l' Harmonie" para recabar fondos, consiguiendo la enorme suma de 340.000 libras, haciendo volver a Mesmer a Paris donde, pese a la oposición oficial es el médico de moda. La situación es tan compleja que Luis XVI ordena a la Academia de Ciencias que cree una comisión de investigación para comprobar la veracidad y la utilidad de la medicina practicada por Mesmer. Aunque en dicha comisión figuran personalidades tan señaladas como el médico Guillotin (-que pocos años después inventaría la guillotina-), el astrónomo Bailly, el botánico Jussieu, el químico Lavoisier y Benjamin Franklin, embajador en Paris de los recién creados Estados Unidos, el informe de la misma es desfavorable. El 11 de Agosto de 1784, la Academia proclama solemnemente "la nullité du magnétisme".

Para colmo de males, en ese mismo año de 1784, uno de los discípulos de Mesmer, el conde Maxime de Puységur que practica sus métodos en Bayona de forma altruista, descubre fortuitamente al intentar magnetizar a un joven pastor, que este, en lugar de mostrar los síntomas habituales de convulsiones, temblores y espasmos, entra en un sueño profundo, un trance hipnótico. Durante el mismo, el paciente es capaz de reponder a preguntas y de obedecer las órdenes de Puységur, pero al despertar no recuerda nada. Aunque el hipnotismo había sido descrito de alguna manera en la medicina - Paracelso cuenta como los monjes del convento de Kärntner distraían a los pacientes con objetos centelleantes durante los tratamientos y en la antiguedad, a partir de Apolonio de Tyana ya se encuentran huellas de procesos hipnóticos, es sin duda Puységur el que incorpora la hipnosis al mundo. Pronto el vulgo cree que el sujeto hipnotizado, el medium, posee propiedades omniscientes y puede contestar a todo tipo de preguntas y comienzan a proliferar charlatantes, farsantes y estafadores que se aprovechan de la credulidad de la gente para hacer fortuna. El mesmerismo, al que por extensión se ha incorporado el fenómeno hipnótico, se va desacreditando poco a poco. El mismo Mesmer es acusado por haber montado "un espectaculo de feria".

En 1792, Mesmer pobre y olvidado, habiendo perdido durante la Revolución muchos de sus amigos nobles, abandona definitivamente Paris. Después de una corta estancia en Viena, donde es arrestado y encarcelado, aunque luego es puesto en libertad sin cargos, Mesmer se retira a su casa del lago Constanza donde seguirá ejerciendo, como médico rural hasta su muerte. Hubo que esperar hasta 1882, para que el nombre de Mesmer y el hipnotismo fueran rehabilitados por Charcot en la Salpétriêre de Paris.