FISIOTERAPIA DE LA HEMOFILIA

HEMOFILIA

 

 

EJERCICIO Y HEMOFILIA

¿No hay factor disponible? No hay problema

Muchas personas temen hacer ejercicios o recetar cualquier ejercicio que no sea el más básico cuando no hay factor (concentrado de factor de coagulación, crioprecipitado, plasma) fácilmente disponible. Les preocupa que el ejercicio pueda provocar una hemorragia. Los ejercicios de esta guía están ordenados en niveles de dificultad, desde el menos difícil hasta el más demandante. Los ejercicios más demandantes se identifican claramente y se proporcionan instrucciones
sobre cómo trabajar hasta llegar de manera segura a estos niveles más difíciles. Si se siguen los principios y advertencias ofrecidos en esta guía, la falta de productos de tratamiento no debería disuadir a las personas de iniciar un programa de ejercicio. Del mismo modo, el acceso a productos de tratamiento no quiere decir que las personas deban empezar a ejercitarse a un nivel que sea demasiado difícil.

De manera lenta y sostenida

Conforme aprenden nuevos ejercicios, los adolescentes a menudo quieren demostrar lo que son capaces de hacer y pueden llegar a sobre ejercitarse sin quererlo. Es muy importante empezar despacio y avanzar gradualmente.

No subestime los ejercicios isométricos

Los ejercicios isométricos implican contraer un músculo sin producir movimiento en la articulación. Este tipo de ejercicios son una excelente manera de empezar a ejercitarse si los músculos están muy débiles o si el movimiento causa mucho dolor en las articulaciones.

Con dolor no se gana nada

El dolor generalmente es una señal de que algo anda mal. Las personas con hemofilia deben aprender a escuchar a su cuerpo, y los fisioterapeutas deben escuchar lo que dicen estas personas. Si se produce un nuevo dolor durante el ejercicio, es muy importante analizarlo cuidadosamente: ¿Se trata de fatiga muscular o es síntoma de una nueva hemorragia? ¿Está provocando el ejercicio mucha presión en una articulación dañada? No es raro que los fisioterapeutas exhorten a sus pacientes a hacer “sólo unas cuantas repeticiones más” de los ejercicios. Muchas personas con hemofilia cuentan historias de cuando “el fisioterapeuta me ocasionó una hemorragia”. Si la persona con hemofilia dice que ha hecho suficientes ejercicios o repeticiones, es conveniente creerle.

Cada situación es única

El número de ejercicios y repeticiones depende de la situación de cada persona. Si ha pasado poco tiempo después de una hemorragia, es probable que sólo se toleren dos o tres repeticiones. Si la hemorragia ha cesado y el objetivo es restaurar el rango de moción perdido, podrían ser necesarias más repeticiones. La persona y el fisioterapeuta deben escuchar las señales corporales: la incomodidad generalmente significa que esa sesión ha sido suficiente. El número de repeticiones también dependerá del tipo de músculo que se está ejercitando. Los músculos estabilizadores necesitan poder trabajar repetidamente y durante periodos largos; deberían entrenarse con poca resistencia, pero con muchas repeticiones.

Para empezar, usar la gravedad y el peso corporal como resistencia

Algunas veces, los ejercicios más sencillos son los más adecuados. La membresía en un gimnasio o la inversión en equipo de ejercicio no son necesarias. De hecho, usar aparatos de ejercicio podría ser difícil para alguien con artropatía o alguien que se está recuperando de una hemorragia. Empiece con ejercicios sencillos, prácticos y funcionales, y permita que la persona avance.

Pensar en las demás articulaciones

Algunos de los ejercicios diseñados para ayudar a una articulación podrían ejercer mucha presión en otras articulaciones. Por ejemplo, los ejercicios con pesas para fortalecer una rodilla podrían ser difíciles y no recomendables si hay daño en el tobillo de la misma pierna.

Recordar los requisitos funcionales

Considere las diferentes funciones que la persona necesita ser capaz de realizar. Los ejercicios para alguien que tiene problemas para sentarse y levantarse serán diferentes que los de alguien que tiene problemas para correr. Además, el apego a cualquier programa de ejercicio se incrementará al elegir ejercicios relacionados con los objetivos funcionales de la persona.

No olvidar la propiocepción

La propiocepción es el proceso mediante el cual el cuerpo reacciona a los cambios en la posición de una articulación. Los receptores de la posición de la articulación se ubican en la cápsula articular y pueden sufrir daño si la cápsula se estira durante las hemorragias. Si no se restaura la propiocepción, la articulación no podrá responder lo suficientemente rápido a nuevas presiones y existirá la probabilidad de volverse a lesionar fácilmente.

Rango de moción normal y longitud muscular

El objetivo de la mayoría de los ejercicios de esta guía es “continuar hasta que el rango/fortaleza sean iguales a los del lado opuesto”. Lo anterior sólo aplica si el “lado opuesto” tiene fortaleza y rango completos y “normales”. Para empezar, el músculo o la articulación afectados tenían fortaleza y/o rango completos y normales. De no aplicarse las condiciones anteriores, debe considerarse el nivel normal de ‘base’ para el músculo o la articulación.

Algunas personas han desarrollado limitaciones crónicas de ciertos movimientos y el rango de moción “ normal” ya no es posible. En estos casos, el objetivo de los ejercicios es evitar una mayor pérdida de la función y lograr que el músculo o la articulación vuelvan a su estado habitual tan pronto como sea posible después de nuevas hemorragias.

Las actividades cotidianas también son importantes

El ejercicio es importante para contrarrestar los efectos a largo plazo de hemorragias en articulaciones y grupos musculares clave. Los ejercicios de esta guía de ninguna manera constituyen los únicos ejercicios útiles para personas con hemofilia. Se han elegido para cumplir objetivos específicos y porque pueden realizarse de manera relativamente segura, y con equipo y supervisión mínimos

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