Trióxido de Arsénico

 

ACTIVIDAD FARMACOLÓGICA

El uso medicinal del arsénico se conoce desde la más remota antiguedad. En la obra de Campbell Thomson "Assyrian Prescriptions for Diseases", este autor señala que la Medicina Mesopotámica utilizaba el sulfuro de arsénico de muchas de sus recetas. De igual forma, el arsénico era conocido en el Antiguo Egipto, no solo como veneno, sino que también formaba parte de la farmacopea egipcia. Así, el papiro de Ebers cita el sulfuro de arsénico para el tratamiento de la midriasis, que los antiguos representaban como una enfermedad sin sospechar sus múltiples causas. El trióxido de arsénico, formulado en un aceite para masajes, fué utilizado en un intento de asesinato del faraón Ramsés II. Ya en Roma, Hipócrates administraba oropimente y rejalgar como remedio para las úlceras y Dioscórides utilizada el oropimente como depilatorio. Hacia 1250, Alberto Magno obtuvo el arsénico a partir del oropimenti y hacia 1530, Paracelso describió sus usos medicinales. Son conocidos sus usos como veneno durante el Renacimiento.

A lo largo de la historia, el arsénico ha sido utilizado en más de 60 fórmulas de remedios, siendo un componente clave de antisépticos, antiespasmódicos, colagogos, hematínicos, sedantes y tónicos. Algunas de las medicinas más populares a lo largo los siglos XVII y XIX fueron las píldoras tónicas de Aiken, y el licor de Fowler, este ultimo una solución hidroalcóholica al 1% de ácido arsenioso.

El licor de Fowler fué aclamado como un remedio muy eficaz para el tratamiento del asma, corea, eczema, enfermedad de Hodgkin, pénfigo, anemia perniciosa ulceras, cáncer y psoriasis.

Todavía en 1904, la Guía Medica de Chernoviz cita al menos 10 remedios a base de arsénico, tanto para uso externo como para su administración oral.

 

En 1911, Paul Ehrlich descubrió el salvarsán, un derivado orgánico del arsénico (*) que fué el tratamiento estandar de la sífilis hasta la llegada de la penicilina, siendo también eficaz para el tratamiento de la tripanosomiasis. Hacia 1960, el arstinol fué introducido en la clínica como amebicida.

En las primeras décadas del siglo XX, el arsénico fué utilizado en el tratamiento de la leucemia mieloide. Sin embargo, con la aparición de la moderna quimioterapia, y aunque el arsénico era beneficioso en muchos aspectos, su comportamiento inconsistente de un paciente a otro, y su elevada toxicidad cuando se utilizada de forma crónica hicieron que se fuera abandonando su uso en favor de otros tratamientos más seguros.

El arsénico también forma parte de la medicina tradicional china y todavía hoy día se encuentran remedios en uso en Extremo Oriente y en Asia Central, aunque sus indicaciones y usos son un tanto empíricos.

La atención de la Medicina Occidental fué atraída por la publicación de un estudio clínico realizado con un antiguo remedio chino, el Ailing-1, en el tratamiento de la leucemia promielocítica aguda en 1992 y por el primer estudio realizado con el trióxido de arsénico purificado (1996). En este estudio, 75 pacientes con leucemia promielocítica aguda (APL) diagnosticada mediante procedimientos morfólogicos, recibieron un tratamiento de inducción durante 28 días. El porcentaje de remisiones completas en pacientes no tratados anteriormente, fué del 73% y del 49% en los pacientes previamente tratados con un régimen estandar de ácido trans-retinoico/antraciclinas, que habían recaído o se han vuelto resistentes. Desde entonces, varios estudios clínicos realizados en diversos centros han mostrado un porcentaje de remisiones completas que oscilan entre el 63% al 93%. Además, el seguimiento durante tres años de los primeros pacientes tratados con trióxido de arsénico no mostró ningún síntoma de intoxicación por arsénico.

Las acciones farmacológicas del trióxido de arsénico en el tratamiento de la leucemia promielocitica han sido objeto de numerosos estudios a lo largo de la última década. Su esclarecimiento ha sido paralelo a los avances de la biología molecular en el estudio de la patogénesis de la leucemia promielocítica.

La multiplicidad de los efectos biológicos del arsénico puede estar relacionada con su capacidad para unirse a proteínas con alto contenido en cisteína y con grupos tiol accesibles (*) Los efectos biológicos del trióxido de arsénico se pueden clasificar en:

  • Interacciones con la proteína PLM-RARa y PLM
  • Efectos sobre las señales celulares
  • Efectos sobre el estado oxidativo celular
  • Otros efectos

Como consecuencia de estos, el trióxido de arsénico es inductor de la apoptosis, posee actividad antiproliferativa e inhibe el factor de crecimiento vascular siendo inhibidor de la angiogénesis