EL EJERCICIO FISICO EN LA DIABETES

EJERCICIO Y DIABETES TIPO 2

Los posibles beneficios del ejercicio en los pacientes con diabetes tipo 2 son sustanciales y recientes estudios apoyan la importancia de los programas de ejercicio a largo plazo para el tratamiento y prevención de esta enfermedad y de sus complicaciones. Sus efectos metabólicos específicos son los siguientes:

Control glucémico

Varios estudios clínicos a largo plazo han demostrado el efecto beneficioso consistente de un ejercicio regular sobre el metabolismo hidrocarbonado y la sensibilidad a la insulina que se mantiene al menos durante 5 años. Estos estudios utilizaron regímenes de ejercicio de una intensidad del 50–80% del Vo2max tres o cuatro veces a la semana durante sesiones de 30 a 60 min. Se observaron mejorías en la HbA1c del 10–20% sobre los valores basales que fueron más marcadas en los pacientes con diabetes tipo II que son, teóricamente, los más resistentes a la insulina. Sin embargo, estos estudios no estaban adecuadamente randomizados, carecían de controles y son algo confusos por cuanto los datos pueden estar asociados a cambios en el estilo de vida.

No hay datos sobre los efectos de ejercicios de resistencia en los diabéticos tipo 2 aunque los resultados obtenidos en individuos normales y en diabéticos tipo 1 sugieren que este tipo de ejercicio también debe ser beneficioso para los pacientes tipo 2. Se sabe actualmente que los programas de ejercicio a largo plazo son aceptables para los pacientes con tolerancia alterada a la glucosa o con diabetes tipo 2 no complicada. Los estudios que mostraron la mejor adherencia fueron aquellos en los que hubo un período inicial de supervisión, seguido de una serie de programas de ejercicio en casa relativamente informales, con frecuentes evaluaciones posteriores. Algunos de estos programas han mostrado mejoras sostenidas del Vo2max durante muchos años con pocas o ninguna complicaciones significativas.

Prevención de la enfermedad cardiovascular

En los pacientes con diabetes tipo 2, el síndrome de resistancia a la insulina es considerado cada vez más como un importante factor de riesgo para la enfermedad coronaria prematura, particularmente cuando existe concomitantemente hipertensión, hiperinsulinemia, obesidad y otras anomalías metabólicas como hipertrigliceremia, bajas HDLs, elevadas LDLs y ácidos grasos elevados. La mayor parte de los estudios han mostrado que estos pacientes tienen elevado sedentarismo en comparación con sujetos de control y que la ausencia de actividad aeróbica está asociada a un buen número de factores de riesgo cardiovasculares.

Las mejorías en muchos de estos factores de riesgo han sido asociadas a la disminución de los niveles plasmáticos de insulina y parece ser que muchos de los efectos beneficiosos del ejercicio sobre el riesgo cardiovascular están relacionados con una mejora de la sensibilidad a esta hormona.

Hiperlipidemia

Se ha demostrado consistentemente que el ejercicio regular reduce los niveles de triglicéridos y VLDLs. Sin embargo, los efectos del ejercicio sobre los niveles del LDL-colesterol no han sido consistentemente documentados. Con una importante excepción, la mayor de parte de los estudios no pudieron demostrar una elevación de los niveles de HDLs en pacientes con diabetes tipo 2, quizás debido a las modestas intensidades del ejercicio realizado.

Hipertensión

Existen evidencias que relacionan la resistencia a la insulina con la hipertensión. Se ha demostrado sin ninguna duda los efectos de ejercicio reduciendo la presión arterial en sujetos hiperinsulinémicos.

Fibrinolisis

Muchos pacientes con diabetes tipo 2 tienen una actividad fibrinolítica alterada asociada a altos niveles del PAI-1 (plasminogen activator inhibitor-1), el principal inhibidor natural del activador del plasminógeno tisular (TPA). Varios estudios han demostrado que existe una asociación entre el ejercicio aeróbico y la fibrinolisis. Sin embargo, todavía no existe un claro consenso sobre si la actividad física mejora la actividad fibrinolítica en estos pacientes.

Obesidad

Se han acumulado un gran número de datos que sugieren que el ejercicio puede favorecer la pérdida de peso y el mantenimiento del mismo cuando se utiliza conjuntamente con una dieta de un contenido calórico adecuado. Hay pocos estudios que se refieran específicamente a este tema en la diabetes tipo II, y muchos de los datos disponibles están distorsionados por el uso de dietas poco usuales y otras intervenciones. Son de particular interés los estudios que sugieren un efecto desproporcionado del ejercicio en la pérdida de grasa intraabdominal, la presencia de la cual ha sido asociada a anomalías metabólicas. Los estudios relacionados con el ejercicio en la reducción de peso son prometedores, pero no hay estudios específicos en pacientes con diabetes tipo 2.

También se han ido acumulando pruebas que apoyan la hipótesis de que el ejercicio, entre otras medidas, puede ser útil retardando o previniendo la diabetes tipo 2. Actualmente, el Instituto Nacional de la Salud Norteamericanom (NIH) está llevando a cabo un amplio estudio prospectivo para confirmar la realidad de esta hipótesis.

Prevención de la diabetes tipo 2

Un amplio cuerpo de evidencia se ha acumulado apoyando la hipótesis de que el ejercicio, entre otras terapias, puede ser útil en la prevención o el retraso de la aparición de una diabetes tipo 2. En la actualidad, un amplio estudio aleatorizado prospectivo ha sido emprendido por el National Institute of Health (NIH) para clarificar la veracidad de esta aproximación