HISTORIA NATURAL

RETINOPATÍA NO PROLIFERATIVA

Esta condición ha sido frecuentemente subdividida en dos fases, la fase "de fondo" y la preproliferativa. Sus manifestaciones son las siguientes:

Microaneurismas: son lesiones redondas intraretinales de un tamaño comprendido entre 10 y 100 micras, de color rojo y ocasionalmente blanco, que pueden estar asociadas a hemorragias intraretinales y/o engrosamiento de la retina. Se observan con mayor frecuencia en el polo posterior del ojo, especialmente en el área temporal a la mácula. La angiografía fluoresceínica los muestra como pequeñas manchas y en mayor número que el que se observa oftalmoscópicamente.

Histológicamente, los microaneurismas se observan con mayor frecuencia en los capilares venosos y son dilataciones en forma de saco de las paredes vasculares con proliferación de células endoteliales. Se sitúan a cualquier nivel de la membrana retinal entre las redes capilares superficial y profunda. Las porciones capilares adyacentes a los microaneurismas pueden estar ocluídas y muestran un número de pericitos inferior a lo normal llegando estos a desaparecer (fig.3)

El número de microaneurismas es un importante parámetro para evaluar el riesgo de la progresión a la retinopatía proliferativa.

Exudados duros: consisten en agregados de proteínas plasmáticas, sobre todo lipoproteínas extravasadas, asociadas a macrófagos. Son de color blanco o blanco amarillento. Aparecen muy tempranamente y se localizan en cualquier parte de la retina. Son significativos cuando comienzan a acumularse en la mácula formando anillos, estrellas o placas compactas. No son formaciones estáticas y unos pueden absorberse en unos meses mientras que otros empiezan a aparecer.

Los exudados duros se diagnostican oftalmológicamente, en particular si se toman fotografías con filtros verdes. En la angiografía sólo son visibles los de mayor tamaño que aperecen como puntos o zonas de hiperfluorescencia.

Hemorragias intraretinianas: se producen por rotura de los microaneurismas o de los capilares. A diferencia de las hemorragias extraretinales (preretinales o vítreas) que indican claramente una retinopatía proliferativa, las hemorragias intraretinales son indicativas de la retinopatía no proliferativa. Pueden ser profundas y pequeñas (menos de 500 micras) localizadas en las capas medias (plexiforme interna y nuclear interna) y de forma redonda, o superficiales con forma de llama, localizadas dentro de la capa nerviosa del nervio retinal, con estrías que siguen la dirección de las fibras nerviosas. Las hemorragias "en racimo" son mayores y más oscuras y se localizan entre los plexos capilares superficial y profundo de la retina. En la angiografía fluoresceínica, las hemorragias se observan como zonas hipofluorescentes.

Al aumentar el número de hemorragías y/o microauneurismas aumenta el riesgo de una progresión hacia una retinopatía proliferativa.

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