Introducción

Los dos aminoacidos que constituyen los carboxilos terminales de las cadenas A y B de insulina no están implicados en la unión de la insulina a su receptor y, por tanto, cambios en la naturaleza de estos aminoácidos pueden afectar a la solubilidad de la molécula sin afectar su efectividad. La solubilidad de la insulina es, en efecto, determinante de su perfil farmacodinámico de actividad. La insulina natural tiene un efecto hipoglucémico de corta duración lo que obliga a múltiples inyecciones diarias. Se han conseguido algunas insulinas de acción lenta (insulina NPH, o insulina zinc-protamina) formando complejos con otras moléculas. Sin embargo, una insulina capaz de ser administrada una sola vez al día y con un perfil de absorción constante sería, sin duda alguna un avance considerable en el tratamiento de la DMID.

La insulina Glargine es una insulina obtenida empleando la tecnología del ADN recombinante en la que el aminoacido 21 de la cadena A de insulina ha sido sustituído por una glicina y se han añadido dos restos de arginina a la cadena B. Estas modificaciones hacen que la insulina sea más soluble en medio ácido, precipitando al pH tisular subcutáneo lo que prolonga su absorción. Igualmente, estas sustituciones facilitan la formación de hexámeros que, como es sabido, también retrasan la absorción de la insulina.

Adicionalmente se ha añadido zinc a las formulaciones de insulina glargina (15, 30 y 80 mg/L de zinc) con objeto a retrasar aún más su absorción